Tiendo, por vocación, creo, a
aterrizar en la vida los conocimientos técnicos que imparto en las clases deequitación. En la gran mayoría de casos, ese niño o esa niña no ha estado nunca
antes encima de un caballo, pero sí ha tenido otras experiencias de las que nos
podemos valer para ir avanzando en este ámbito, ahora, nuevo para él o ella.
Así, en las clases de iniciación,
de los primeros aspectos que busco es que el niño o niña que sube en el caballo
abandone el papel, habitual, que se les otorga de mero receptor de órdenes y
pase a tomar el papel de quien decide qué y cuándo pasan las cosas (parar,
andar, girar, trotar,..) y hace las
veces de líder en el equipo (binomio, en este caso). Para ello, para pedir al
caballo, las acciones a realizar, necesita un código. El caballo ya conoce ese
código, y eso es fundamental que se tenga en cuenta y se ponga en
reconocimiento: nuestro compañero ya sabe las pautas y esto nos puede ayudar o
puede resultar un obstáculo. Depende de
la actitud con que yo entre a
jugar.
Actitud, según la rae, es:
1. Postura del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo.
2. Disposición de ánimo manifestada de algún modo.
Hay personas (hablamos aquí, en
general, de niños y niñas de entre 6 y 16 años), que sentirse líderes les
incomoda y otras que pareciera que ya sabían que lo eran, incluso, antes de
llegar a la hípica.
Aceptando, la definición de la
RAE, corporalmente se nota qué actitud voy a encontrarme en la relación que esa
persona muestre con el caballo, en general. Los comentarios habituales del niño
o niña que les incomoda “mandar” suelen expresar: es que el caballo no quiere.
En cambio, a los que agrada ser líderes, manifiestan: yo lo estoy haciendo (lo
que sea) y él no obedece.
Ambas actitudes, diferentes,
requieren trabajo y atención por mi parte, como educadora. Ante esto hay que
intervenir activamente, es por ello que apuesto por tener conocimientos pedagógicos
o educativos en las clases de equitación. Es un deporte que tiene su riesgo, es
una actividad que genera adrenalina en los participantes, que se sienten en
cierto peligro y esto expone una serie de características personales que son
con las que estos niños y niñas están creciendo y formándose, es importante
detectarlo y saber acompañarlo para que las modelen y pongan al servicio del
bien común.
En las clases que se imparten en LaHípica, a estos dos tipos de actitudes, y a otras muchas que suelen darse, se
les habla del amor. Al caballo no le pedimos los ejercicios (parar, girar,
andar, trotar..) ni para molestarle ni para humillarle, ni para ponerle a
prueba ni para ganarle. Al caballo, al mundo del caballo, en general, esperamos
que lo que nos haya acercado sea la admiración hacia él, hacia el caballo. Y
desde ahí QUERER CONOCERLO para establecer una RELACIÓN sana y bonita.
¿Cómo se aterriza esto en sus
vidas? Refiriéndonos a otros ámbitos, que ellos y ellas viven, en los que haya grados de autoridad, por
ejemplo, el colegio. Valiéndome de mi conocimiento sobre la variedad de estilos
de enseñanza que hay, y sin entrar en que esté o no de acuerdo, yo, con unos
y otros, algunas de las preguntas que
lanzo en las clases de equitación para que cada niño y niña decide qué tipo de autoridad, quiere ser para el caballo
que le toque, son:
- - Supongo
que hay en clases en las que habláis mucho y no hacéis caso al profesor o
profesora, y hay otras clases en los que nadie habla en toda la hora.
- - Supongo que hay profes que os explican las cosas
muchas veces, hasta que lo entendéis bien y otras en las que leéis el libro y
os mandan los ejercicios sin más.
- - Supongo que hay profes que os dan los buenos
días diciendo cada uno de vuestros nombres a todos y otros que no reparan mucho
en el saludo.
- - Supongo que aunque prefiráis, en general, que no
os hagan trabajar mucho, queréis saber cosas.
Bueno, habría mucho que hablar
sobre lo que aquí cuento, valga como ejemplo, todo, para compartir que hay un
aspecto transversal que trabajar en las clases de equitación: la actitud. Y
que, para hacerla comprensible, hay que llevarla a lo que las personas con las
que se trabaja conocen bien. Se ha hablado de iniciación, pero en todos los
niveles hay que prestarle atención. Lo que nos debe hacer subir al caballo o
estar a su lado es el amor hacia ellos.
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