Los cambios, qué difícil aceptarlos..
Ahora que se acaba el año y que,
quien más y quien menos, hacemos balance de lo vivido y nos ponemos nuevos
retos y nos prometemos nuevos hábitos, nos ha parecido oportuno hablar de los
cambios.
A menudo, en las clases deequitación, proponemos a los alumnos y alumnas cambiar de caballo. Al principio,
en La Hípica, se cambia mucho para poder generalizar la técnica. Pero, pasado
un tiempo de práctica ecuestre, se cambia menos de caballo, y es cuando
comienzan los posibles conflictos. Nuestra decisión de seguir proponiendo
cambio de caballo, aun cuando ya se tiene cierto nivel y preferencias claras,
es porque aumenta la posibilidad de aprender más y diferentes aspectos de la equitación,
en general.
El conflicto mayor que genera el
cambio de caballo es porque la persona que va a montar considera que ya sabe
más equitación que lo que el caballo en cuestión, va a enseñarle. Como si
estuviera por encima. A veces, también, es por pereza o por miedo, pero estas
razones, en esta ocasión, no vamos a trabajarlas aquí, por ser, en número,
minoría.
Lo que queremos compartir hoy es
esa soberbia, ese desprecio y ese mal entendido proceso de aprendizaje y amor
hacia los caballos y la equitación. Todo caballo tiene algo que enseñarnos. Todo
caballo merece nuestro máximo respeto. A todo jinete/amazona le queda mucho por
aprender y vivir con cualquier caballo.
Dejarse asombrar, darse la
oportunidad de descubrir, aceptar que somos todos y todo susceptible de enseñar
y aprender, es lo que va a hacer que seamos personas abiertas, curiosas,
interesantes, seguras, respetuosas, ¡felices! ¿No es lo que queremos para
nuestros niños y niñas? ¿No es lo que queremos para cada persona? Por ello, es
fundamental crear, aunque sean, micro-experiencias de esto, de renuncia a la
jerarquía competitiva por ser el/la mejor (¿mejor en qué?). Desde nuestra
parcelita: las clases de equitación, abogamos por ello. Y es por ello, que
practicamos el cambio constante porque así es el mundo donde vivimos: dinámico,
complejo, cambiante, y animamos y formamos, a quien pasa por nuestras clases, a
aceptarlo desde la humildad. Cambiamos de caballo, cambiamos de escenarios
donde montar, cambiamos la dinámica de las clases, cambiamos los equipos,
variamos las actividades..
Todo cambio se realiza por la
convicción de que se va a ir a mejor, lo tenemos claro, no queremos que se nos
malentienda, a lo que apuntamos es a qué mejor
nos queremos acercar. Nosotros a ese “mejor” que nos enseñan los caballos:
vivir en manada, generar movimientos de protección y seguridad, fortalecer
lazos, hacernos más intuitivos y sensibles, crecer en la diversidad, el respeto
,el amor, el compromiso y la responsabilidad. Desde ahí, los cambios son
bonitos, se viven como una nueva oportunidad, y nos hacen crecer humanamente.
Muchas gracias y ¡Feliz 2020!
Recordamos que si quiere conocer nuestras clases y nuestros distintos servicios puede ponerse en contacto con nosotros.
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