“Ve con él” es una frase que en las clases de equitación se
dice mucho, porque es como debe montar: yendo con el caballo. Abandonar las
luchas que a menudo creemos, como jinetes y amazonas, que tenemos que tener con el caballo para que
nos obedezca. Y es sobre esto de lo que proponemos pensar en esta entrada.
Voy a hablar en primera persona, refiriéndome a experiencias
mías y reflexiones mías, en ningún momento pretendo hacer ciencia ni dogmatismo.
Lo que está en juego en el “ve con él” es el
concepto de equilibrio y de armonía. Equilibrio quiere decir, según la RAE:
1. m. Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan des-truyéndose
mutuamente.
2. m. Situación de un cuerpo que, a pesar de tener poca base de sustentación, se mantiene sin caerse.
3. m. Peso que es igual a otro y lo contrarresta.
Tendemos a buscar el equilibrio
de las cosas, de las relaciones, de nuestra vida, en general. ¿Cómo? Pues tal y
como dice la definición: haciendo que las fuerzas contrarias se encuentren para
que se destruyan mutuamente. Así, un ejemplo sencillo, si hemos comido mucho
intentamos cenar poco. Si un día hemos trasnochado, al día siguiente queremos
irnos a dormir pronto. Todo en nuestra psique busca un equilibrio. Y con esta
lógica nos encontramos, muchas veces, en situaciones tensas un poco absurdas,
por nuestra manía de equilibrar, de contrarrestar.. Si tú
dices blanco, yo digo negro.. y vamos
complejizando nuestras relaciones y aumentando nuestros conflictos, sobre todo,
internos.
Hay veces, muchas, que el
equilibrio no es ponerme en el lado opuesto y ejercer fuerza para que la
balanza se mantenga en simetría. Es lo que ocurre en la relación jinete-caballo.
En muchas clases, les digo a los alumnos y alumnas que parte de los problemas que
sienten cuando montar los resolverían dejando de ver al caballo como su
opuesto, como su rival, y empezar a verlo como su compañero. Que la armonía, el
equilibrio, está en aceptar su ritmo, integralmente (cuerpo, mente,
actitud/emoción), y a partir de él, crear, pedir, guiar..
En las clases que yo recibo, lo
que más se me corrige es mi postura que tiendo a echar hacia fuera para
compensar el ir del caballo hacia el interior. Y así se ve a un caballo que incurva
a la derecha y a mí, amazona, con mi peso a la izquierda. Es inconsciente, pero
lo hago y con ello, afecto a todo.. Para mí, a nivel físico, estamos en
equilibrio, pero es un equilibrio con el que lejos de contrarrestar, suma más
cantidad a la fuerza que el caballo tiene que hacer para fluir.
Cuando aceptas que el equilibrio
está en conectarte con el caballo, en fluir con y como él, se alcanza la
armonía, y se rompen muchas barreras: físicas, mentales y emocionales. Voy contigo,
no me opongo a ti.
Ve con él, es una frase que revuelve mucho a quien la recibe,
porque piensa (y en ocasiones, comparte): pero
si estoy con él, estoy encima, ¿qué más hay que hacer?; pues bien, “ve con
él” va a todas esas posturas, que conscientes o inconscientes, hacemos encima
del caballo, por pura, creemos, supervivencia, y que están afectando al
concepto, equitacional, de equilibrio. Y por ende, están afectando a la
relación que yo construyo con mi caballo.
Entra en juego la confianza, claro, sólo puedo ir contigo si
confío en ti y estoy dispuesta a disfrutar del viaje que podemos vivir juntos.
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