jueves, 22 de enero de 2015

Ven a la fiesta campera en el Centro Ecuestre de La Hípica este domingo 1 de febrero (Grajera, Segovia)



Si quieres un plan divertido, para disfrutar entre amigos y familia, te proponemos que vengas el domingo 1 de febrero a Grajera (Segovia). Celebraremos una fiesta campera en el Centro Ecuestre La Hípica. A partir de la 14:00, los niños que lo deseen podrán dar una vuelta a caballo, con nuestros caballos más tranquilos bajo la custodia de sus padres, mientras los mayores pueden disfrutar visitando nuestras cuadras y ver como trabajamos a los caballos en la pista de doma, mientras tomas el aperitivo. La fiesta incluye una comida de caldereta de toro de lidia. 

El coste de la comida es de 5 euros por persona (se puede repetir). Los menores de 9 años, gratis. Las bebidas se pagan a parte.










Una decisión amarga, con un dulce al final


Siempre he querido vivir en el pueblo, no me gustan las grandes aglomeraciones, por ello tras terminar la universidad se me presentó la oportunidad de empezar mi vida laboral en mi pueblo natal, y sin dudarlo hice las maletas de la gran urbe y me marche. Al principio, como todo, las cosas marchaban bien. 

Un par de años más tarde, mi vida se había convertido en una rutina, pero mi juventud pedía algo más, necesitaba algo que llenase mis días.

Todo el mundo cree que en el pueblo se vive muy bien, y no lo discuto, pero aquel proyecto que comencé con mucha ilusión se había convertido en mi mayor quebradero de cabeza, algo amargo.

Fue entonces cuando retome la equitación, desde pequeña la había practicado y me servía para evadirme y tener la mente liberada de preocupaciones, algo que en ese momento necesitaba, un par de rutas por el campo en primavera me sirvieron para darme cuenta de que quería más.

Comencé a dar clases de equitación, y así poder entender y conocer al caballo, por supuesto seguí con las rutas por el campo, pero ya no eran un simple paseo, ahora había sensaciones. 

Y cuando todas esas sensaciones estaban en plena floración llegó él, Zocato, desde la primera vez que le vi, supe que le necesitaba, que quería que se convirtiera en algo más, que no me valdría con tocarle a través de una puerta.


Para mí era un gran reto, otra vez, otro reto, nunca me había planteado tener un caballo, y menos un potro de pura raza español. Sin pensarlo me deje llevar y arrastrada por un cúmulo de sensaciones lo hice.

Han pasado varios meses desde ese momento y poco a poco nos vamos conociendo, nos vamos acercando un poco más. 


Aún no le monto, soy algo miedosa, pero creo que entre nosotros ya se ha creado un vinculo, para ambos todo es nuevo y todo nos asusta.

Ahora puedo decir que no me arrepiento de aquella primera decisión, porque me ha llevado hasta aquí, hasta él. Cuando era pequeña y oía hablar a la gente de sus caballos, de cómo les querían, de que hacían que todo fuera bien, que sentían su cariño…yo no me lo creía, pensaba que eran unos exagerados, pero ahora, ay! Ahora…. Les entiendo…como les entiendo, aquello que antes estaba vacio en mi vida, ahora esta más que lleno, pensar en cuando pueda salir de ruta con él, en cuando realmente seamos uno…me sale sola la sonrisa. 

Mi Zocato, mi príncipe, hace que mis días sean más dulces.




Rescate de un caballo (Vellosillo)


Llego al prado y descubro que uno de mis caballos está tirado panza arriba en un reguero junto a la valla. No se que ha podido ocurrir. Habrá sido por la noche. Por la tarde estuve allí y todo estaba correcto. No tiene heridas visibles.


Le pongo la cabezada e intento tirar de él para que se levante. El caballo no puede moverse. Tras un buen rato intentándolo, desisto.

No se que hacer. 

Llevo poco tiempo montando y nunca me he tenido que enfrentar a una situación como esta. Creo que debo llamar a alguien con más experiencia que me pueda guiar sobre como solucionar el problema.

Llamo a Ángel de Grajera. No me coge el teléfono. Estará ocupado.

Llamo a Javi de Riaza. Me coge. Le cuento lo que pasa. Me dice que a él le ha ocurrido varias veces. Me recomienda que le de agua al caballo, que estará deshidratado del esfuerzo intentando salir de la trampa y que intente sacarlo utilizando el cabestrante del coche. Me avisa que si no lo consigo más o menos rápido el caballo puede morir o puede tener lesiones serias.

Estoy bastante nervioso, pero tengo que intentar solucionar el problema. Vuelvo al pueblo a por el coche. 

Me devuelve la llamada Ángel. Le digo que estoy yendo a por la pick-up para intentar rescatar al caballo tirado en una torrentera. Me dice que viene a ayudarme. 

Saco el coche del garaje y vuelvo al prado. 

Aparecen Ángel y su hermano Miguel.

Damos agua al caballo, que bebe con ansia. Destinamos unos minutos a analizar la situación y pensar la mejor manera de moverlo. El caballo tiene completamente dormida la mitad del cuerpo sobre el que está apoyado. Debe de llevar horas en esa postura, en plena helada nocturna. No tiene buena pinta.

Primero vamos a intentar sacarle del arroyo. Atamos una soga a la mano y pie derechos (sobre los que está tumbado), para llevarle hasta el borde. El cabestrante del coche hace bien su trabajo. Pasamos la soga por el debajo del cuerpo a la altura de la cruz que servirá de apoyo. Con un poco más de dificultad, conseguimos arrástralo fuera de la verguera. El caballo se queja y tira coces.

Entonces queda tumbado. No se puede mover. 

Le damos la vuelta, atando de nuevo la soga a las patas, entre el menudillo y el casco. Comenzamos a mover las patas dormidas y a darle masajes en los músculos con contundencia. No para de beber agua. De repente comienza a orinar y a estercolar. En la postura que estaba atrapado no podía hacerlo y estaba a punto de explotar. Se pone a comer la hierba que le queda a tiro, junto a su cabeza. 

Cuenta Ángel que el caballo tiene que recuperar el riego sanguíneo y que va a pasar un rato antes de poder sujetarse de pie. 

Poco a poco, se va incorporando y queda sentado sobre sus patas. Come con voracidad toda la hierba que hay alrededor. Sigue bebiendo todo el agua que le damos. 

De repente, se intenta levantar, y según lo consigue cae a plomo sobre el lado derecho, el que tiene dormido.

Pasa como una hora más. Tiene mejor aspecto. Le llamo, tiro suave del ramal y el caballo se levanta. Tras estar un rato haciendo equilibrios, comienza a dar pequeños pasos. Durante un buen rato le movemos muy despacio. Va recuperando lentamente el tono muscular.

Ponemos rumbo al pueblo, a dos kilómetros de donde estamos. En el camino, el caballo se cae una vez más, pero rápidamente se levanta sin ayuda. 

Conseguimos llegar a la cuadra, donde le damos una buena ración de pienso y más agua. El caballo se ha salvado. Está eufórico, trata de relinchar, pero ni siquiera puede de lo cansado que está. 

Ha sido un rescate en toda regla. Si no llega a ser por la ayuda de otros caballistas, probablemente, el caballo hubiera muerto. 

Cada día que estas con los caballos se aprende algo. Como en casi todo en la vida, la experiencia es un grado y la cooperación se convierte en algo vital. Una red de voluntarios para asistencia de emergencias ante accidentes de este tipo o similarespodría ser una buena idea. Es tan sencillo de montar, como posicionar a los voluntarios y sus móviles de contacto en un mapa en internet. 

Os dejamos algunas fotos del rescate.










La doma básica del caballo

Caballo de pura raza española en La Hípica de Grajera (Segovia, Castilla y León)

Se denomina a la doma de caballos como las técnicas que posibilitan que en un lapso de tiempo variable un caballo pase de ser un animal indómito a permitir que un ser humano lo monte y guíe. 

Todos los caballos presentan un comportamiento innato que consiste en un instinto de supervivencia con el que intentan desembarazarse de lo que tienen sobre sí. Esto ocurre porque muchos predadores intentan trepar o saltar sobre los lomos de sus presas, no sólo porque allí sus víctimas no pueden defenderse con mordidas o patadas, sino también porque desde esa posición tienen acceso al sector dorsal del cuello, lugar vulnerable de la presa. Este instinto natural es fundamentalmente el que el inicialmente el domador debe vencer para poder cabalgar sobre un caballo. 

Históricamente, los caballos fueron domados para servir en la guerra, como fuerza de trabajo en las tareas del campo, como instrumento clave en el trabajo ganadero, para emplearlos en el deporte y en el transporte de personas o cargas. Hoy, la mayor parte de esas tareas son cumplidas por maquinas; aún así se continúa domando a los caballos con las mismas técnicas, muchas de ellas centenarias y hasta milenarias. 


Son múltiples los métodos que se pueden emplear para domar a un caballo. La persona especializada en hacerlo es llamado domador’. Existe una controversia sobre cuál de los variados métodos de doma de caballos es el mejor, el más rápido, el menos traumático, el más eficaz, etc. En todas las variantes el comienzo y el final es el mismo, pues partiendo de un animal indómito, el cual responde agresivamente al mínimo intento de montarlo, se llega a un ejemplar sumiso y obediente, el cual se ha transformado en una eficiente herramienta, mayormente carente de peligrosidad.

Una vez realizada la doma inicial, que algunos denominan desbrave, el caballo se encuentra apto para emprender con éxito un proceso de adiestramiento, la doma base a través la cual se adiestran y mejoran las actitudes del caballo.

La distinción entre el desbrave o primera doma de la doma avanzada, consiste en que al desbravar el potro este queda dispuesto para ser montado y realizar correctamente los tres aires (paso, trote y galope). 

En la doma de caballos avanzada se intenta iniciar al caballo en el aprendizaje de los fundamentos de la futura labor a la que se le destinará. Es importante conocer las aptitudes del caballo. Esta doma puede entenderse como una doma intermedia entre el desbrave o doma básica y los ulteriores procesos de doma requeridos por el arte ecuestre concreto que se practique y el nivel exigido en el mismo, donde se trata de preparar al caballo para que sea iniciado en alguna de las muchas disciplinas que existen: la doma clásica, doma vaquera, salto de obstáculos, raid, acoso y derrribo, cross, trec, galgueras, romerías y trabajo en labores agrícolas,... 

La doma no es solo mando sino también fidelidad. El caballo en cualquiera de las disciplinas debe confiar en su jinete, que es quien le manda y da crédito a un empeño en el de forma natural no cree.




Angel Agueda Sanchez domando a Jaleo, potro PRE de 3 años y medio en La Hipica de Grajera(Castilla)







Curso intensivo de equitación en La Hípica de Grajera (Segovia)

Durante el mes de agosto, 11 jóvenes jinetes y amazonas han participado en el curso intensivo que han organizado en La Hípica de Grajera.








Romeria a caballo a la Ermita del Santo Cristo del Corporario (Castiltierra)

Saliendo de Grajera, varios jinetes se suman a la romería de la ermita del Santo Cristo de Corporario, romería que une a los vecinos de los siete núcleos de Fresno de Cantespino que forman el municipio, en una ruta de ida y vuelta de unos 10 kilómetros.

La ermita se encuentra situada a un kilómetro de distancia del pueblo de Castiltierra. Fue el templo de un despoblado medieval llamado El Corporario done se localiza la necrópolis visigoda del Corporario, una de las más importantes de esta época de España e incluso de Europa, donde se encontraron ricos ajuares funerarios, conservados en su mayor parte en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Si cada pueblo que integra Fresno de Cantespino tiene sus propias fiestas, en Castiltierra se juntan todos los fresnenses. Lo hacen a los veinte días de Pentecostés, para celebrar aquí la romería del Cristo del Corporario en torno a la ermita. El mismo lugar en el que hace más de un milenio tuvo lugar una importante batalla. Fue el segundo día de Pentecostés del año 1002, en plena expulsión de los árabes de la península ibérica. Después de que los cristianos cayesen en un primer enfrentamiento y Sepúlveda quedar arrasada, la batalla en este lugar fue el preludio de la derrota de Calatañazor.

Cuenta la leyenda que el Santo Cristo intercedió para lograr la victoria en el conocido como Campo de las Espinas, en el ya despoblado del Corporario, de ahí la veneración que se le profesa a esta imagen en Fresno de Cantespino desde entonces.









Ruta a caballo Grajera - Moral de Hornuez (Segovia)

La ruta contó con la asistencia de 25 caballistas provenientes de todo el Noredeste de Segovia. Con salida desde La Hípica de Grajera, nos llevó por Pajarejos, Cedillo de la Torre y hasta la ermita de Moral de Hornuez y vuelta a Grajera (24 kms).

La tradición asegura que la imagen de la Virgen se apareció en este lugar a unos pastores el 28 de Mayo de 1246. Para conmemorar tal suceso se construyó una pequeña ermita. Con el paso del tiempo la Virgen de Hornúez fue nombrada abogada y patrona de la Villa y Tierra de Maderuelo; exactamente en 1695. Posteriormente, entre los años 1768 y 1774, y ocupando el mismo lugar, se edificó la actual ermita, de estilo renacentista. 

La ermita se asienta en una pradera entre sabinas milenarias de gruesos y retorcidos troncos. Aquí se encuentran los ejemplares más antiguos de la zona y se concentran las más grandes sabinas albares de España, conformando el denominado espacio natural del Enebral o Sabinar de Hornuez. En este idílico entorno tiene lugar todos los años el último domingo de mayo una importante y multitudinaria romería.

En esta ruta surgió la idea de crear una Asociación de caballistas en la zona.